Como el título indica, he cambiado de horario. Horario de trabajo, pero eso afecta a toda mi vida. Hasta ahora trabajaba de 11:00 a 15:00. Ahora de 15:00 a 22:00. Tengo las mañanas libres, lo que me ha venido bien para hacer papeleos pendientes. Pero eso es los días que consigo levantarme. Y, ahora más que nunca, he entrado en la rutina del trabajador:
Me levanto, y según la hora hago algo productivo antes de comer, o no. Como, reposo unos minutos y me voy a trabajar. Después de trabajar suelo ir hacer algo, pero como a las 0:00 horas intento estar en casa (salvo noches de jaraxada), no cunde mucho el tiempo. Una vez en casa me hago la firme promesa de estar en cama a las 0:15. No suelo conseguirlo (hoy, por ejemplo, también me la he hecho, y aquí estoy). Cuando me meto en cama leo un rato. Si el libro es mínimamente bueno (ahora mismo estoy terminando la pentalogía de la fundación, de Asimov, 100% recomendado) leo como mínimo una hora. Luego tardo en dormir.
Al día siguiente otro día igual, salvo que sea fin de semana, que estaré todo el día en internet o tirado aquí o allá jugando a cualquier tontería en el móvil, esperando la noche que, probablemente, no cumplirá mis expectativas.
No hay mucho más, sólo queda esperar a las vacaciones, esos días al año que al final son como un fin de semana largo, terminan y ni te enteras…
En fin… Always look on the bright side of life…

Posteado el jueves, 19 de enero de 2006 a las 12:43 am en La vida de ViZkA.