Viento de otoño. Pffff.

Todo el mundo habla mal de Ramoncín. Pero Ramoncín tiene una cosa buena: Él solito se pone en evidencia. Realmente no hace falta hablar mal de él. Si quiero dejarle en mal lugar, no tengo más que poner esto:

Quiero que sepas
que paso las noches
con cuatro abanicos
sentado en mi coche.

La verdad, no puedo decidirme entre la letra, el baile y los «¡Guau!» que suelta de vez en cuando.

PD: Ya sé que tengo una categoría ‘Música’, pero no soy capaz de meter este post ahí. Qué cosas.

Edito: Gracias a Chido, habitual de este blog donde los haya, descubro que se trata de una versión. Así que cambiamos lo de rajar de la letra por rajar de la selección del tema a versionar.