Simplemente Jaraxó

Prohibida a entrada a músicos sen instrumentoMe vais a permitir un post un poco moñas. Y es que ayer fue la fiesta de cierre del Jaraxó, como ya había adelantado Cristiniña. El Jaraxó era algo así como el paraíso de la música. Un local donde disfrutar de actuaciones en directo casi todas las noches. Vadzim Yukhnevich, acordeonista, y Yury Sidar, bajista, amenizaban cada velada acompañados muchas veces de otros músicos, tanto profesionales como aficionados, algunos de ellos colaboradores habituales. Allí se podían escuchar canciones de estilos muy variados: música del este (Vadzim y Yury son bielorrusos), bossanova, tango, cumbia, boleros, swing, y así un largo etcétera.

Aquí os dejo un vídeo de una de las actuaciones de esta fiesta de despedida.

Es el único local al que podía ir solo, sabiendo que allí siempre encontraría con quien pasar la noche. Y es que somos muchos los habituales que no sabemos cómo llenar el hueco que el Jaraxó deja ahora en nuestras vidas. Han sido tantas y tantas noches allí, y se trata de un local tan diferente a cualquier otro que yo haya conocido… El Jaraxó ha tenido un gran impacto en mí, y no me refiero simplemente al hecho de que desde hace un tiempo siempre brindo diciendo ‘lasdarovia’.

El alma máter del local, Vadzim, ha resistido manteniendo el local a flote hasta no poder más, pero llegó el temido momento y ayer se cerró el Jaraxó con una estupenda fiesta. A eso de las 10 de la noche los incondicionales del Jaraxó cenamos allí mismo a base de pinchos. Después hubo música en directo desde las 12:30 hasta las 8 de la mañana, de forma casi ininterrumpida, sólo algunos descansos de unos 5 minutos. Por allí pasaron casi todas las personas a las que habia visto tocar o cantar en el Jaraxó anteriormente. A lo largo de la noche pudimos escuchar guitarras, bongos, congas, darbuka, pandereta, bajo eléctrico, contrabajo, violín, flauta, gaita, piano, birimbao, melódica, clarinete, armónica y por supuesto acordeón. Haciendo memoria, cuento 19 músicos distintos en el escenario (Entre los que humildemente me incluyo, tocando percusión hasta sangrar). Aunque había decidido que iba a ser el último en salir, me fui de alli a las 9 de la mañana, cuando aún quedaba algo de gente, por que según se iba vaciando el local empezaba a ser consciente de que se acababa, de que no podría volver allí el próximo fin de semana, de que cuando se cerrara la puerta por la mañana ya no volvería a encontrarla abierta nunca más, así que me fui antes para no verlo.

Ahora es cuando me arrepiento de todas las noches que por cansancio me he quedado en casa en vez de acercarme al Jaraxó. Porque ya no puedo volver. Se nos fue el Jaraxó. Sólo espero que vuelva algún día.

Se encendió ayer por última vez...