El Quake II y yo
2008123Si tuviera que elegir un solo juego de entre todos los juegos de ordenador, no lo dudarÃa ni un momento. SerÃa el Quake II. De lejos al que más horas he jugado, y siempre en el mismo mapa, el inmejorable q2dm1.
Hace unos 8 años, mis amigos y yo pasábamos gran parte de nuestro tiempo libre en un ciber, enfrentándonos en este juego una y otra vez. Dado que cada uno tiene sus preferencias en cuanto a controles, y debido a que lleva unos minutos tener configurado cada parámetro, el juego permite la ejecución de scripts, que permiten configurar todos los aspectos del juego de forma casi instantánea. Eso sÃ, para poder ejecutar el script éste debÃa estar instalado en el equipo a utilizar, y para ello habÃa quien colgaba su script en una carpeta compartida en red, y habÃa quienes lo llevaban en un disquete. Yo era de estos últimos.
El caso es que el otro dÃa, haciendo hueco en una estanterÃa, decidà retirar unas cuantas cajas de disquetes que, como podréis imaginar, no utilizo desde hace bastantes años. Y entre ellas me encontré con mi disquete del script de Quake 2. Y sÃ, en aquella época yo ya era un friki, aunque no conociese el término, y mi disquete tenÃa este aspecto:

Por supuesto, soy consciente de lo horrible de la composición, de la pixelación, y de lo horroroso que resulta el diseño en general. Como véis, el disco estaba ‘»decorado» con el escudo que tenÃan por aquel entonces los Anaheim Ducks, de los que mi clan, los Ducks, habÃamos tomado también los uniformes para personalizar los skins de los personajes.
Pero la estética del disco no es la única frikada. Lo más friki estaba en el interior. Y es que en aquella época yo empezaba a dar mis primeros pasos en programación, con lo que desarrollé un pequeño sistema de instalación del script, que se ejecutaba desde el disquete. Y hoy he rebuscado en mi disco duro hasta encontrar esos archivos, los he grabado en un disquete y he sacado unas capturas para vuestro regocijo.
Lo primero que el programa hacÃa era pedir una contraseña. ¿Por qué? ¿Quién iba a querer instalarse mi script? ¿Y por qué iba yo a impedirlo? ¿Y de qué servÃa, si se podÃa coger de casi cualquier equipo del ciber? Pues ni puta idea, pero hice que el programa pidiese contraseña. Una contraseña que, por cierto, se guardaba en texto plano en otro archivo del disquete. La pantalla de solicitud de contraseña era esta:

El sistema daba 3 oportunidades para escribir correctamente la contraseña. De lo contrario, aparecÃa el texto ‘ERROR’ en letras enormes y horribles, dibujadas con ASCII, y no dejaba continuar. Si se introducÃa correctamente, aparecÃa esta otra pantalla:

Y a continuación daba la opción de cambiar la contraseña (no olvidemos la importancia de que el acceso al script estuviese completamente controlado), y pasaba a la siguiente pantalla. Todo funciona sobre MS-DOS, y no he conseguido sacar capturas de esta pantalla y la siguiente, asà que antes que buscar la forma les he sacado fotos:

Tras pulsar ‘Enter’, el script y el skin se copiaban desde el disquete a la carpeta correspondiente del disco duro, y salÃa esta otra pantalla, que recuerdo que durante unos dÃas tenÃa sonido, pero acabé quitándolo por no dar tanto la nota:

Pulsaba ‘Enter’ de nuevo, y accedia al Quake. Utilicé este sistema de instalación durante algunos meses, hasta que descubrà Visual Basic. ¡Programar para Windows! ¡Si hacÃas cuatro cosas y parecÃa un programa de verdad! Asà que, por supuesto, hice una versión más hortera si cabe de mi instalador, esta vez sin contraseña:

SÃ, es muy triste, y muy friki, pero no sabéis lo que me he reÃdo al preparar este post, ejecutando los instaladores, revisando el código, que también lo conservo…
Quake is life 😀