Tragedia digital

Hace aproximadamente un mes que mi disco duro principal (un Seagate modelo ST3750330AS) murió. Ese día al levantarme vi que el ordenador se había reinciado durante la noche, y que mostraba un error de que no se podía arrancar desde el disco. Como tenía que ir a trabajar lo apagué, confiando en que al volver a casa y abrir la caja algún cable se habría soltado.

Pero no, al abrir la caja todo parecía correcto. Hace un tiempo que tengo un dock para discos SATA internos, así que la siguiente prueba fue comprobar si, aunque el disco no arrancaba, los datos estaban accesibles. Y tampoco hubo suerte: El equipo reconocía que se había insertado un disco, pero no podía acceder a él. Eso sí, el disco giraba, y no hacía ningún ruido raro, así que no parecía un problema físico. Vamos, que el disco más que muerto estaba zombie. Un amigo con más experiencia en recuperación de datos de discos duros le echó un ojo también, y llegó a la misma conclusión. Por lo tanto, el problema a priori podría venir de dos sitios:

– La PCB, que es la parte verde que está pegada al disco, donde van los circuitos, los chips y los conectores
– El firmware, que va en uno de los chips que están en esa placa

Hace unos años el problema habría sido sencillo de resolver, llegados a este punto: buscar en ebay alguien que vendiese el mismo modelo de disco duro, comprarlo e instalar la PCB de ese disco en mi disco. Hoy en día, y sin que yo haya encontrado una explicación razonable para ello que beneficie al consumidor, los discos duros (al menos Seagate, y por lo que sé también WD) llevan un firmware casi personalizado. Es decir, que aunque en la etiqueta diga que lleva cierto firmware, el firmware de otro disco igual, que tenga el mismo firmware en la etiqueta no sirve.

Dado que la cosa se complicaba, decidí que quizá era mejor tirar de backup y dar por perdido ese disco. Aunque solamente tenía backup de unos 30 GB de los 750 que tenía el disco, en esos 30 GB estaba todo lo más importante, y además era relativamente reciente, menos de un mes antes. Total, que cojo otro disco que tenía por casa, instalo Windows, drivers y software básico y voy a abrir el backup para recuperarlo. Y me encuentro con que está corrupto.

Llegados a este punto he de decir que mi backup no era nada profesional: Un archivo ZIP con los datos que necesitaba conservar. Eso sí, por suerte lo guardé en dos discos duros separados, por si se corrompía. Estaba yo regocijándome de lo listo que había sido tomando esa medida, y de cómo me había adelantado a los acontecimientos, cuando comprobé que el backup estaba corrupto también en el otro disco. Obviamente no es que se hubiese corrompido en ambos discos, sino que generé corrupto el archivo ZIP, y de ahí lo copié a los dos discos. Ahí sí me quedé blanco. Mis datos más importantes estaban en 3 sitios a la vez, y no podía sacarlos de ninguno de ellos: documentos, fotos… y mi backup anterior era de más de un año antes.

Cuando conseguí reaccionar busqué posibles soluciones para poder reparar mi disco. La opción obvia es una compañía profesional de recuperación de datos, pero estamos hablando de cientos de euros en el mejor de los casos, así que aparté esa posibilidad, por si encontraba alguna otra. Entonces descubrí PCB Solution. Por 50 dólares (en el caso de mi disco, porque he visto que varía según el modelo) ofrecen un servicio por el que se les envía una PCB estropeada, y ellos extraen el firmware, lo vuelcan en una nueva PCB y la envían de vuelta. Aunque había leído por internet que con mi modelo de disco duro el problema suele ser el firmware, había una posibilidad de que se tratase de la PCB, y el precio me pareció suficientemente bajo como para intentarlo, teniendo en cuenta el coste de una recuperación de datos profesional, y que solucionar el tema del firmware desde casa es cuanto menos complicado.

Tras enviar mi PCB a Canadá (6.81 Euros por Correos, certificado y con acuse de recibo) me centré en intentar recuperar algo de mi backup. Durante varios días probé gran cantidad de herramientas, como Zip2Fix o Zip Repair, pero solamente conseguí extraer unos 30 archivos, y no precisamente de los más importantes. Y mi gran sorpresa llegó cuando, después de haber probado tantas aplicaciones específicas, leí que la funcionalidad de reparación de WinRar no lo hacía de todo mal. «Por probar que no quede», pensé, y me descargué la versión shareware. Lo puse a reparar el archivo y, para mi sorpresa, empezó a procesar archivos que los otros programas ni habían llegado a ver. A los pocos segundos de haber empezado, los archivos recuperados se contaban por miles. Y efectivamente, al terminar había recuperado casi todo mi backup, a excepción de un par de archivos que además estaban en backups anteriores.

Ayer llegó de vuelta la PCB desde Canadá. Me enviaron, perfectamente empaquetadas, tanto mi PCB como la nueva PCB con el firmware transferido. Cuando pedí la placa sabía que la estadística estaba en mi contra, y que lo más probable era que se tratase de un problema de firmware, y no de placa. Y perdí. Efecticamente ha de tratarse de un problema de firmware (o algo físico, pero no detectado, en el disco en sí), porque el disco se comporta exactamente igual con la nueva PCB. Sea como sea, se trata de una recuperación compleja/costosa, y lo más importante lo he recuperado del backup, así que por ahora me quedo así. Hay que mirar el lado bueno: Me he deshecho de un montón de archivos que mi Síndrome de Diógenes digital me forzaba a conservar 🙂